El pasado 8 de marzo varios activistas del 15M Triana-Los Remedios asistimos a la convocatoria realizada por una serie de personalidades bienintencionadas en la Facultad de Ciencias Económicas con el fin de constituir “candidaturas electorales de ciudadanía” en las que convergieran las distintas movilizaciones y plataformas de lucha contra la “agresión neoliberal”. Las premisas de partida eran “promover un gran acuerdo de ciudadanía […] en torno a una serie de medidas básicas” a través de “órganos estables de poder popular de amplia base democrática”. El orden del día constaba de tres puntos: discutir un programa de mínimos, crear una fórmula organizativa horizontal, eficiente y sencilla, y convocar un gran acto público de presentación en Sevilla.
Vivimos un momento político transcendente, por lo que, después de la constatación de que las protestas no bastan para lograr el cambio que queremos, muchas personas vemos necesaria la creación de una opción electoral al servicio del pueblo. Ni el PPSOE, ni la socialdemocracia de IU nos representan. Ante esta realidad y un orden del día tan claro, unas cien personas no quisimos pasar por alto esta convocatoria; de éstas, al menos 30 eran caras conocidas de compañerxs del 15M.
Sin embargo, sólo podemos decir que salimos plenamente decepcionados.
Cualquier intención de hacer de aquello algo “eficiente” e inclusivo quedó en nada desde el principio. El orden del día saltó por los aires cuando se inició hablando media hora del movimiento constituyente, que no aparecía por ningún lado en la convocatoria. Después se presentaron una serie de textos, que se distribuyeron en ese momento a los asistentes, que resumían el programa de mínimos. Las intervenciones pasaron muy por encima de los puntos del programa mínimo y se centraron en la estrategia de desarrollo del “partido”: empezar por lo local hasta llegar a Europa, y, como no, en el proceso constituyente. Se habló del asamblearismo de forma contradictoria: contemplado como una garantía de participación horizontal, quedó patente el miedo de los convocantes al método asambleario. También se trató una hoja de ruta para desarrollar el proceso. En ella se hacían visibles las contradicciones del proyecto. Por un lado se plantea crear una “masa crítica de personas con liderazgo” de los diferentes ámbitos sociales, por el otro sostiene que los miembros del órgano de gestión y representación y la designación de candidatos se harán por sorteo. ¡Qué democracia pretende ser ésta que otorga la responsabilidad mediante un bingo!
Después se abrió un turno de palabra para discutir sobre estas cuestiones. Sin embargo, aquello se volvió en dos horas de “micro libre”, en el que cada cual intentó vender su moto, sobre todo la de las constituyentes. La moderación de Federico Noriega, o no quiso, o no supo, reconducir las intervenciones hacia el punto que se debía tratar: el programa de mínimos. Es más, se podría decir que él fue el primero en vender su moto, ya que ante dos o tres intervenciones que pusieron en duda la calidad y la estrategia del proceso, posteriormente sólo dio la palabra a personas afines, negándole la intervención a otras, algunas de las cuales suscribimos este escrito. Ésta es la participación que aplauden, ésta es la democracia que quieren.
Pero aún hubo más. Cuando sólo faltaban veinte minutos para el final del tiempo se pasó al segundo punto del orden del día: la definición de una “fórmula organizativa horizontal, eficiente y sencilla”. Según, Noriega lo decidiríamos en un minuto: la cuestión quedó reducida a elegir entre delegados y candidatos asignados por sorteo o elegidos por votación de los miembros del “partido”. Esta forma de actuar es lo que estas personas deben de entender por organización eficiente y horizontal: forzar a los presentes a tomar una decisión bajo presión sobre una cuestión planteada por los convocantes, de la cual no teníamos un criterio formado. Parece ser que esta gente aún no ha entendido que en la democracia que queremos, el pueblo no sólo responde preguntas, sino que las propone. Tampoco han entendido que la horizontalidad se construye sobre la transparencia, aspecto ausente en gran medida en esta reunión.
Sentimos decir que no conocemos ni cuando ni donde se convocará el acto de presentación de esta “cosa ciudadana” -tal y como la llamaron-. No nos quedó paciencia para tragarnos ese punto. Nos fuímos porque vimos que esto no es lo que estamos buscando y no queremos participar en ello.
Por medio de este escrito queremos decirles lo que no nos dieron oportunidad de decir. Un “partido” que luche por la verdadera democracia, el verdadero poder popular, sólo será eficaz cuando incluya dentro de sí los principios democráticos. La calidad del proceso de construcción de la opción política es la clave de la calidad del proceso democrático. Estamos hartxs de ver como las élites de los partidos se oponen a los deseos de las bases votantes y militantes de sus propios partidos.
También hubiéramos querido decir que la transcendencia del momento que vivimos nos obliga a actuar con más responsabilidad si cabe. La sociedad indignada y decepcionada, en la que nos incluímos, sólo creerá en un proyecto en el que se participe en todo: desde la formulación de las preguntas hasta la decisión sobre las respuestas. No nos sumaremos a una iniciativa que sólo sirva para dividirnos aún más.
Tampoco nos dejaron decir que la asamblea horizontal no constituye en sí mismo una garantía, sino un principio de partida. La experiencia lo demuestra. No hay horizontalidad cuando la información no se comparte con todxs, cuando se modera con artimañas, se deciden los órdenes del día en base a los intereses de unxs pocxs, se fuerza a tomar decisiones con estratagemas… La horizontalidad empieza por respetarnos a todxs y responsabilizarnos por todxs, cosa que en esta reunión no ocurrió.
Finalmente, quisimos y no pudimos cuestionar cómo se pretende construir un programa de mínimos cuando se parte de la premisa de crear una nueva constitución. Podemos estar de acuerdo en que sea necesario, pero nunca será un mínimo comprensible por la mayoría de la sociedad. Debería haber quedado como una meta deseable, sin embargo, parecía ser el único punto del programa de mínimos.
El esperpento que vivimos no supo estar a la altura de las metas de la convocatoria. Las aspiraciones de la indignación popular no encontrarán cobijo en este chiringuito político, sin embargo servirá para que unos cuantos ególatras atraigan a incautos y los lleven a la decepción, ahondando en el pozo de la división y la desmovilización.
Por eso, con este comunicado manifestamos nuestra absoluta repulsa hacia esta patraña política y mostramos nuestro infinito hastío hacia los métodos utilizados por los convocantes, personas válidas sin duda, pero que han mostrado reiteradamente su incapacidad para llevar a cabo aquello que pretenden defender: un proceso de unión popular. La ciudadanía y el activismo deplora a estos autoproclamados tutores, líderes que nadie ha elegido y padrinos paternalistas.
En enero del año pasado desde nuestra asamblea nos declaramos en contra de la iniciativa ¡Unidad Ahora! -lanzada por la CIAPA e integrada también por EQUO- porque no respondía a las formas de actuar que deben ser la base de nuestra movilización: la participación integral de todxs lxs integrantes del movimiento. Hoy, llamamos a lxs compañerxs del 15M, a la ciudadanía, y al resto de activistas y militantes de Sevilla a denostar este proyecto y a abrir, si así lo deseamos, un verdadero proceso de construcción colectiva de una opción electoral realmente democrática e inclusiva.